18 oct 2014

Los puzzles no encajan a martillazos.

    Buenos días, pequeños saltamontes! Después de mi gran propósito con subir entradas semanales, y después de algunas semanas haciéndolo, comenzó la maldita universidad, y se llevó absolutamente todo. Tanto mis buenas intenciones de ser responsable como mi imaginación con las nuevas entradas. Y tenía bastantes, pero fui taaaaan sumamente lista, que ni las apunté así que a saber donde están ahora, en algún lugar de objetos perdidos, supongo.


    Pero, volviendo al tema que me ronda hoy la cabeza... ¿No os sentís que no encajáis en ningún sitio? Ese cosquilleo que te dice que de un momento a otro todo se va a torcer. Yo los tengo demasiado a menudo. Todavía más a menudo, suceden esas cosas que todo lo tuercen. Y esas cosas que todo lo tuercen están provocadas por mí. Obvio. 


    Es como que una parte de ti, decide que se acabó que las cosas vayan bien, se acabó la tranquilidad y la estabilidad... Es una situación parecida a cuando montas una fiesta con pocos amigos, y aparecen personas que no has visto en tu vida pero que te dejaran un bonito recuerdo, en forma de destrozar tu casa. Al principio, piensas "no pasará nada, ¿que va a pasar? Antes éramos cinco jugando al monopoly, y ahora somos unos cien bebiendo en vasos de plástico rojos..." (¿son de plástico o de cartón?) Bueno en fin, sientes medusas en el estómago que te avisan de que la situación solo puede ir a peor, pero decides que nada, eso solo es un mal presentimiento, o que las intuiciones fallan. Pues no. 

    Y no, sabes que nadie se va a quedar a recoger. Y si se queda alguien, mantén a esa persona cerca de ti, porque significa que esa persona se va a quedar contigo a recoger una casa, a recoger tu corazón en pedazos por el suelo y sin pisar ninguna de las partes, incluso puede que te ayude a volver a encajar las piezas. 

    Hablando de piezas, nunca he acabado un puzzle, y creo que nunca acabaré ninguno. Mi teoría es que si no puedo ordenar y encajar mi día a día, ¿cómo voy a hacerlo con una imagen enorme y con piezas que se parecen tanto las unas a las otras? Y lo peor, las piezas no encajan a martillazos, si no que las malditas tienen como un milímetro que diferencia la forma y ya no encajan. Igual que las personas, a algunas quieres darlas de martillazos, pero en el fondo sabes que no cambiará nada un golpe más o menos. Pero con algunas personas no importa los milímetros, o los kilómetros que os separen, las necesitas para respirar, y ahí es cuando el puzzle comienza a encajar, y los colores ya no están tan difuminados si no que comienzan a tener forma. Y ahí ya estás perdido. Una de dos, o eres un loco de los puzzles o quizás has encontrado tu alma gemela, en forma de amiga, amigo, pareja, familiar... pero ya has encontrado a tu pieza más cercan y solo tienes que continuar un poco más. Pero simplemente, serás más sencillo, aunque tendrás que buscar el doble, porque ya  no hay una única pieza si no dos. 

     ¿Lo mejor? Que ya no estarás solo.

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