Querida
mía:
A
veces no te aguanto, otras no sé ni donde estas si te has perdido o
si directamente ni te buscas, que te aíslas para mirar al infinito y
te abstraes de esta maldita realidad. Cada vez que te sientas sola,
sepas que no lo estas. Que cada vez que te sientas mal, debes sacarlo
de ti. Que tu único enemigo está en ti, que saca tus defectos, que
exprime tus debilidades, que te hace dudar, frenar y caer. Todo eso
está en ti.
Aprende
a valorarte cada vez que veas tu reflejo, porque nadie más lo hará.
Escoge tus batallas porque no puedes lucharlas todas, porque en
muchas guerras no pintas nada y en otras haces demasiado. Demasiado
poco es lo que piensas la falta que haces a otras personas cuando te
alejas y decides por ellas lo que es mejor. Muy bien sabes que lo
haces.
A
veces no solo se vive de orgullo, que esta bien tenerlo pero él no
te dará abrazos cuando más lo necesites. Si alguien no te valora,
tendrás dos malditas opciones: o te valoras a ti misma por los dos o
te eliges a ti. Y eso es lo que jodidamente tienes que hacer, pararte
y pensar. Pararte y pensar si estás haciendo un mundo de algo
minúsculo o si de verdad es algo grande, pararte y pensar que no
puedes tener miedo de todo, que entiendas de una maldita jodida vez
que esta va a ser la única oportunidad que tienes de estar viva. Que
cuando te caigas porque te vas a caer, respires y te levantes, y que
te levantes cada vez más fuerte, una vez que derribes los muros que
tú misma te impones, difícil será encontrar otros que puedan
contigo.
Cuenta
hasta diez todas las veces que te haga falta antes de poner el fin
del mundo por frontera, ¿sabes? A veces la gente solo necesita
límites reales para hacer las cosas más geniales. Cuenta hasta diez
de nuevo antes de verlo todo rojo y estallar, o en lugar de callarte
suéltalo según te enfade. Quítate esa coraza de "por si acaso
me hacen daño", ya hemos experimentado que no funciona, que no
es más que lastre y peso en el camino, así que dile adiós y
agradece los años compartidos. Decide que gente y que no merece tu
educación. Ser políticamente correcta siempre no es divertido,
además de que produce canas de frustración. Rebaja las criticas que
te haces, ya te harán, tú por eso no sufras, simplemente exígete
pero apóyate. De nada sirve el éxito si no te sientes orgullosa de
él.
¿Te
acuerdas cuando lo que pensaba la gente estaba al final de tus
preocupaciones? Bien, haz que vuelva esa parte. Entiende que ya no
eres la misma ni podrás hacer las mismas cosas, madurar tiene esas
manías, pero ¿por qué no quedarte con lo bueno?
Haz
esos bailes de felicidad por cualquier cosa, disfruta de cada momento
y en lugar de sacar el móvil y hacer una foto, guarda un recuerdo.
Cada vez que te veas sobrepasada por algo recuerda que las cosas
fáciles no merecen la pena y que quizá no estás dando todo lo que
puedes dar. Recuerda por última vez las situaciones dolorosas del
pasado y déjalas allí. Move on, babe.
PD:
No creo que ahora necesites más, pero siempre puedes sentarte
enfrente de un teclado y escribir todo lo que necesites, sabes lo
bien que sienta