El es
mi diamante
Scusa ma ti chiamo amor
sei
la sola parte di me che non so domesticare.
Scusa mi se ho commenso io l`errore
di ama te molto più di me
El
era mi prohibición, era mi delirio en las noches y mi deseo en los
días. Era mi fantasía inocente y mis sueños de lujuria. Era cambio
en mi vida, era estabilidad y armonía.
Intente
interponer la distancia y cada vez nos acercábamos, cada minuto
compartido era una tortura pero totalmente voluntaria. Verle me
quitaba la respiración y no verle era como que me negaba el oxígeno.
Llego
el verano y hay me negué cualquier forma de contacto con él y él
me lo ponía más y más difícil. Un día normal de compras, a eso
de las ocho quizá nueve, iba a Santo Domingo a coger un bus y lo vi.
Mierda, lo vi e intente disimular que de verdad lo había visto.
Crucé los dedos y rogué que no me hubiera visto a mí o por lo
menos que el bus estuviera ya allí. Ninguna de las dos sucedió.
Vino,
se sentó a mi lado y consiguió que volviéramos a quedar, una y
otra vez como esas tardes del curso (esas que eran como un abismo en
espiral) y volví a engancharme e él, a su risa, a sus nervios, a su
tranquilidad, a su timidez, a su cabezonería, a su poquito de
chulería, a su romanticismo, a todo él, todo y absolutamente él. Y
así a sucedido durante seis meses inolvidables.
Y
es que él es mi diamante, mi joya perfecta sin pulir.
Te
amo.