23 ago 2012

¿Es el amor una adicción?


 A veces creo que sí, pero no tengo claro si quiero ser la droga o la adicta... Creo que no quiero ser ninguna. No sé estar en pareja, me gusta la libertad, pero supongo que el amor en libertad es tan difícil como el amor verdadero, y que cuándo tienes un amor con libertad no es del todo verdadero, ¿y un amor verdadero puede tener libertad? Supongo que sí, pero los sentimientos son peligrosos. No me gusta sentir, no me gusta enamorarme , es como dejar traspasar la coraza que me protege y una vez que está dentro, se acabó. Y es que él ha traspasado todas las corazas y eso del todo no me gusta. Me deja a su merced, a lo que él quiera , y eso tampoco me gusta. Yo creía haberme enamorado antes pero no es verdad. No es como esto. Esto es verdaderamente superior pero me aterra. No me gusta estar al borde y con él me encuentro así. Él le busca futuro pero yo no se lo encuentro. Él intenta unirnos y yo quiero separación de bienes. Él es tradicional y yo intento ser lo más radical posible. Él intenta que no note sus celos y yo intento no enfermar de celos por él. Somos totalmente opuestos, él es la naranja y yo el limón. Y definitivamente todo esto acaba por sacarnos de quicio. Y eso que él es más gruñón. Esto me enloquece. Él me enloquece. No sé lo que siento por él, ni yo me entiendo. A veces creo que sería mejor dejarlo por que yo no se hacía donde vamos. Pero luego si siento que se va, es como si me negaran el oxígeno. Sé que él es lo que quiero pero... Sí soy toda pero, pero, pero... Creía que era optimista y a su lado lo soy pero (ya estamos otra vez) a su lado también soy negativa. Es como cuando te encanta el chocolate pero no puedes comerlo y te lo ponen ahí y tu intentas poner toda tu fuerza de voluntad pero caes. Y quieres saborearlo pero cuando lo saboreas no puedes parar, quieres más y más y te acabas de comer la tableta entera. Y ya no hay marcha atrás, ya no sirven los remordimientos ni las promesas.



Lo mismo me sucede en el mar, adoro el mar, y estoy deseando todo el año meterme en él. Pero llega el momento, y me recorre un sudor frió, no saber lo que hay debajo de mi y ponerme tensa, y verme pequeña en esa inmensidad azul. Pero llega la hecatombe... me pongo tensa, tensisima y a mi, que me toca todo, hasta cuando estoy sola pues imaginaos, después me relajo y creo que a veces es mejor no saber lo que hay en el fondo del mar. No podemos conocer todo lo que nos rodea, y supongo que es más bonito así.






Y a mi me pasa justo eso. Bueno no exactamente. Pero es que sin él no me encuentro, no soy yo. Pero con él tampoco es luz y color. Son dudas, miedos y desconfianza. Es un cúmulo de mal rollo. Y llega la hecatombe.
Pero también hay momentos buenos que aunque a veces no lo vea, son más que superiores a los malos, es verdad que en una tarde pueden pasar muchas cosas y no es para nada lineal. Supongo que soy una controladora y esto se me escapa de las manos. Pero así son los sentimientos ¿no? Una vez que los controlas es que todo se ha acabado. Creo que soy tan volátil como los sentimientos, y que algo pueda conmigo no entra en mi vocabulario. Por que aún no tengo claro si soy fuerte, pero lo que si tengo claro es que soy una luchadora , y quiero luchar por eso y es que hay algo que no puedo negar, soy cabezona, muy cabezona.




Bueno, voy a estar un poco desconectada, pero vendré con nuevas ideas :)
un beso  


S.

13 ago 2012

Maldito nunca y maldito karma.



Nunca digas nunca. O por lo menos intenta no decirlo, yo en mi corta vida ( ya que espero vivir algo más) digo nunca como si dijera ¿qué tal? Y sinceramente así me va. Nunca es la ley de Murphy que siempre siempre siempre se cumple. Sí. Es la putada más grande que te espera, la vida dice vamos a esperar a que diga nunca, a que reniegue de ese objeto, deseo, individuo LO QUE SEA y sírveselo en bandeja de plata. Y a mí nunca (ya lo he dicho) me aparecen esos dos personajillos de las pelis que en un lado estas tu disfrazado de demonio y al otro lado tú pero de ángel. Y uno te dice hazlo, hazlo mientras el otro lloriquea y te dice no lo hagas, piensa, PIENSA. Si a mí me dieran un euro cada vez que debería pensar y no lo hago, a estas alturas Bill Gates sería un aficionado a mi lado. Pero nunca me ocurre.









   Segunda vez que digo nunca.












Quizás lo digo por ver si ocurren esas cosas que niego. Lo hago aposta, tentando a la suerte y engañando al azar. Quizá por eso, no pasan esas cosas. Puto karma. Otro que me castiga una y otra vez. En fin, los nunca que siempre se cumplen son los que dices pero no querías haber dicho. Son cosas que se te escapan y dices así como Will Smith se las cuela al tío Philip Banks, y si cuela,cuela y si no me la pela.







 A mí no se me escapan, yo lo hago de al revés ya  que son las cosas que de verdad pienso, que espero que sea así para siempre. Y púm todo se tuerce. Aquí no sólo intervienen los nunca, si no también mi amigo, el karma. Si, ese que dice a ti, por mala.




 Y es que yo no sé por que me la juego así, creo que en el fondo la satisfacción de decir “ nunca estaré con un moreno” no me la quita nadie. Y así me va. Luego claro, soy borde, repelente, soy de esas hijas que no quieres tener que tengan respuesta para todo, que piensan que lo saben todo, de esas que ensayan con los tacones de sus tías mayores pero luego se matan con los suyos, que creen que en la vida ya han dado mil vueltas, han ido, han vuelto y dan esta vuelta para pasarse por la 5º Avenida por si no tienen esos Loubs de la nueva colección primavera-verano y que seguramente se encapriche de la otoño-invierno.


 Y solo a veces caigo en la cuenta que estoy en la primera vuelta y que estoy yendo, que ni siquiera llevo más de diez minutos en el ruedo y me he caído muchas veces.

Pero es de eso de lo que va la vida ¿no? De caerse, pero también de levantarse.