1 mar 2012

Por mucho que camines, nunca llegaras al horizonte.

De pequeña creía que, algún día llegaría al punto en el que se funden cielo y mar. Y lo creía firmemente porque tenia a personas que creían que yo podía conseguir todo lo que me proponía y si, a los seis años quizá era capaz.
Más tarde, fuimos creciendo y vas descubriendo las verdades de mentira y las mentiras de verdad, cosas que hacen que madures por ti misma... a veces maduras en tiempo récord o a contra reloj y también, a base de golpes que antes o después te llegan. Pero, otra vez, por la mañana vuelve a brillar el sol, quizá con un poco de nubes pero aun así brilla con fuerza.
¿Sabes cuando brilla el sol en tus ojos? Cuando ves una sonrisa en las personas que mas quieres, y es en ese momento cuando todo lo malo que ocurre se funde con el calor del sol y vuelves a creer firmemente en todas las locuras, en todas las genialidades... en todo, hasta lo más inverosímil del mundo.
Por que en el momento que veo la sonrisa de una de mis personas insustituibles, esas que por más que yo cambie, no cambian para mi, creo con total seguridad que algún día encontraré el punto de fusión entre cielo y mar.



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